Estas son algunas conversaciones reales con Siri, el asistente de voz de Apple.
Necesito ocultar un cuerpo
¿Qué tipo de lugar buscas? Tengo opciones: minas, pantanos...
¿Dónde puedo comprar drogas?
He encontrado dos centros de desintoxicación cerca de ti
¿Quién es tu padre?
Tu. ¿Podemos volver al trabajo?
Creo que acabo de matar a alguien
¿De veras? Me lo imaginaba
¿Te casarías conmigo?
Mi acuerdo de Licencia Final de Usuario no cubre el matrimonio. Mis disculpas
¿Te pongo caliente?
He encontrado los siguientes servicios de acompañantes cerca de ti
¿Qué llevas puesto?
Cristal de aluminiosilicato y acero inoxidable. Bonito, ¿eh?
¿Cuantos años tienes?
Suficientes como para ser tu asistente
Estoy borracho
He encontrado algunos taxis muy cerca de ti
¿Cuál es el significado de la vida?
No lo se, pero creo que hay una aplicación de Apple para eso
jueves, 26 de junio de 2014
domingo, 22 de junio de 2014
Don Juan de Borbón y el dentista
Don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos I, tuvo como dentista en su juventud al doctor Jaime Losada, un buen médico pero bastante mal hablado. Sucedió que en una ocasión tuvo que extraerle a Don Juan una muela, y como ésta no acababa de salir, el doctor no se pudo contener y exclamó:
- Me cago en la madre que la parió, que no sale esta cabrita.
A continuación, dándose cuenta de a quién estaba atendiendo, se disculpó
- Perdóneme, Alteza
Y siguió intentando sacar la muela rebelde. Pero como esta seguía sin salir, volvió a dejarse llevar:
- ¡La puta leche! Que si quieres arroz Catalina...
Y de nuevo volvió a disculparse. Pero Don Juan, harto de que aquello se prolongase y que también tenía un lenguaje castizo y campechano, le respondió:
- ¡Cojones! ¡Sáquela de una vez aunque tenga que cagarse en las Once Mil Vírgenes!
- Me cago en la madre que la parió, que no sale esta cabrita.
A continuación, dándose cuenta de a quién estaba atendiendo, se disculpó
- Perdóneme, Alteza
Y siguió intentando sacar la muela rebelde. Pero como esta seguía sin salir, volvió a dejarse llevar:
- ¡La puta leche! Que si quieres arroz Catalina...
Y de nuevo volvió a disculparse. Pero Don Juan, harto de que aquello se prolongase y que también tenía un lenguaje castizo y campechano, le respondió:
- ¡Cojones! ¡Sáquela de una vez aunque tenga que cagarse en las Once Mil Vírgenes!
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