Don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos I, tuvo como dentista en su juventud al doctor Jaime Losada, un buen médico pero bastante mal hablado. Sucedió que en una ocasión tuvo que extraerle a Don Juan una muela, y como ésta no acababa de salir, el doctor no se pudo contener y exclamó:
- Me cago en la madre que la parió, que no sale esta cabrita.
A continuación, dándose cuenta de a quién estaba atendiendo, se disculpó
- Perdóneme, Alteza
Y siguió intentando sacar la muela rebelde. Pero como esta seguía sin salir, volvió a dejarse llevar:
- ¡La puta leche! Que si quieres arroz Catalina...
Y de nuevo volvió a disculparse. Pero Don Juan, harto de que aquello se prolongase y que también tenía un lenguaje castizo y campechano, le respondió:
- ¡Cojones! ¡Sáquela de una vez aunque tenga que cagarse en las Once Mil Vírgenes!
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