Regla 1: Salvo que tengas vocación de hombre-anuncio, nunca en la cara, el cuello o algún lugar demasiado visible. Piensa en la pinta que tendrás con ese tatuaje a los 80 años.
Regla 2: Nada de ideogramas. Ni letras chinas, japonesas, coreanas ni árabes. A menos, claro, que conozcas el idioma y sepas lo que pone. Piensa que, generalmente, ni siquiera el tatuador sabe lo que ponen y se limita a copiarlas de una plantilla. O sea, que te dicen "Es una frase de Confucio, dice El hombre que conoce a los demás es sabio, pero el que se conoce a si mismo es un iluminado", y un par de años después el camarero del restaurante chino de al lado de tu casa te dice: "No, si lo que realmente pone es Prohibido aparcar de lunes a viernes de ocho de la mañana a dos de la tarde".
Regla 3: Nunca, jamás, te tatúes el nombre de tu pareja. Ya se que es muy romántico, y bonito y todo eso... Lo lamento si soy muy cínico, pero os recuerdo que la vida media de un tatuaje es muy superior a la vida media de una relación amorosa, y podrías verte obligado a pasar por quirófano o a soportar el resto de tu vida un recuerdo desagradable literalmente grabado en la piel.
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