Nunca he soportado a los que necesitan menospreciar a los demás para poder verse ellos más grandes. Es el caso de un determinado sector del nacionalismo catalán que últimamente parece haberla tomado con las regiones menos desarrolladas de España: Andalucía, Extremadura y Galicia. Que si los extremeños están subsidiados, que si los agricultores andaluces cobran por estar en el bar... Declaraciones impropias de nadie con un mínimo de sensatez y que se descalifican solas. Buscando solamente excitar a los sectores más cenutrios e irracionales del electorado, los que quieren oir que los malvados españoles les roban el dinero (olvidando, claro, todas las inversiones, Olimpiadas, AVE y demás, pagadas por el Gobierno central).
Como gallego que soy me estoy empezando a cabrear, por la parte que me toca. Que si hay que "racionalizar las inversiones en tiempo de crisis" (traducido del catalán, que hay que gastar menos en todo menos en Cataluña), que el AVE a Galicia es un despilfarro... Tengo la impresión de que mientras el dinero corría alegremente los nacionalistas catalanes predicaban lo de la hermandad entre pueblos y se hacían fotos con los nacionalistas gallegos (que, por cierto, han estado bastante comedidos en sus respuestas). Pero en cuanto escasea la viruta, han enseñado la patita y mostrado su cara real, miserable, mezquina y un punto xenófoba. Lo último, lo del molt honorable president Mas (ya lo dice el refrán: menos es Mas) diciendo que a los niños gallegos y andaluces no se les entiende al hablar. No se preocupe, president Mas, a usted eso no le pasará nunca: a usted se le entiende perfectamente todo: lo que dice, lo que quiere decir y lo que no dice pero piensa. Preocúpese de gobernar a los catalanes y deje de sacar su honorable lengua a pasear para insultar a los que no somos de su región (algo que para usted parece ser un pecado gravísimo).
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